Provinciana que viste de seda

Metro Niños Héroes. Martes, 5:30 p.m.

By Dge (Own work) [CC BY-SA 3.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)], via Wikimedia Commons
Llego por fin al edificio blanco. No se ve nada mal. Se abre la puerta y sale una chica de unos 32 años. Creo que estabas perdida del otro lado de la cuadra, no sé por qué se mandó la ubicación por ahí, dice mientras abre la puerta. Hace un gesto con la cabeza al vigilante y nos adentramos en un pasillo largo que da a unas escaleras y luego otro pasillo más. Claro, si estamos casi llegando al otro lado de la calle pero por abajo, pienso. En caso de alguna catástrofe este lugar más angosto no puede ser la salida de emergencia, ¿verdad?

Subimos y damos con el departamento. Es muy pequeño: apenas cabe una mesa con dos sillas que tienes que quitar para poder llegar a la sala con un sillón de dos piezas. La cocina si mide 2 x 1 m es mucho. Tiene todo amontonado. Al fondo hay un cuarto improvisado que robó espacio de la estancia. Otro a la izquierda. La mujer abre la puerta de al lado y deja ver una habitación donde apenas cabe una cama individual y restan 20 cm entre ésta y el clóset.

La renta es de $3,500 con servicios incluidos. Ella es de Guerrero y vive con una chava de 27. Se permiten visitas, pero como las dimensiones son reducidas, no pueden quedarse mucho tiempo; a dormir sólo si es familia cercana y casi una emergencia, porque “somos chicas y a veces queremos estar cómodas”, dice como si fuera a estar en calzones o sin bra por las tardes. Buscan alguien tranquilo porque ahí llegan sólo a descansar.

Oye, y ¿qué tan lejos queda Balderas caminando? A 5 minutos. Perfecto, ahí es la base del ecobús que va a Santa Fe, donde trabajo. Ah, pues te queda muy bien. ¿Y el rumbo qué tal? Te pregunto porque salgo a las 6 a.m. sola. Pues, mira, y hace esa pausa. Hace tiempo que la Doctores tiene fama de ser un poco peligrosa, pero últimamente ha levantado mucho. Como están aquí en la equina los Tribunales, han abierto muchas universidades de Criminología y así. Pero para salir tan temprano sí mejor vete en metro a Balderas, tienes la ventaja de que la entrada a la estación está al terminar la calle. Es una estación, pienso, ¿qué tan seguro puede ser un sitio que te sugiere moverte subterráneamente en lugar de caminar 5 minutos y que enfatiza siempre estar tan cerca del metro que pareciera que, entre menos tiempo pases en la calle, mejor? Encima, el discurso atenuado me brinca.

Pues, ¿te late? Pues, mira, e hice esa pausa. Apenas estoy empezando a buscar lugares y quisiera ver más opciones. Pero, ¿por qué? Te queda muy bien para el trabajo. Sí, pero con todo y las universidades (patito, pienso) no me da mucha confianza el rumbo. Además, me parece algo pequeña la habitación para el precio que tiene. Bueno, para qué dije eso. Ah, pero si ¡no es pequeña! Tiene todo lo que necesita. Seguro es que estás acostumbrada a las casas de provincia (dice “provincia” como si fuera chilanga de nacimiento). No, no. Es que por lo que he visto, por ese precio en otros lados me dan mejores instalaciones y más espacio. (Que si a esas nos vamos, señorita, en Puebla puedo rentar una casa por ese monto, pequeña, de Infonavit, pero una casa; y no me quiero imaginar en Guerrero). Es que cuando uno se va de casa todo le parece poco. (Dale con lo mismo, en la Roma me daban hasta baño privado y había una sala completa, incluso lavadora por sus 3,500). No tiene nada que ver, si ya he vivido lejos de mis papás en diferentes ocasiones. Y la verdad el rumbo está complicado. Bueno, entonces te agradezco la visita, dice girándose y abriendo la puerta que estaba detrás de ella. Gracias a ti.

Doy un paso fuera y cierra. Vaya ofensa decirle que estaba minúsculo su cuarto de 3 por 4 y me estoy viendo bien, pienso mientras recorro rápidamente los pasillos. Salgo a la calle y ubico la universidad patito de la que hablaba, mientras corro al metro paranoica porque es invierno y ya ha oscurecido. Igual no puedo confiar en alguien del interior de la República que denomine a su tierra natal con el término peyorativo favorito de los capitalinos. Si la mujer cree que ofrecía un paraíso, creo que le falta un poco de barrio en esto de las rentas y no lo digo porque mis cuatro visitas a inmuebles en alquiler me den ventaja, sino porque a mí también me falta.