Todo mal, compa

Llevo ya un rato sentada en el camión. Unos señores hablaban detrás de mí, uno parado y otro sentado. Desconecto mi mente por 20 minutos, son las 6:30 a.m., algo de sueño no es despreciable. De pronto, se empiezan a clarificar las voces de los señores y luego sus palabras. Y a usted, compa, cómo le va. Pues ahí más o menos, ya tiene rato que me va mal. Fíjese que desde que salí del trabajo, todo ha empeorado. Ya hasta me arrestaron. Cómo cree, compa. Sí, una señora me denunció y me detuvieron. Ya fui a dar al bote y pues tuve que pagar. No pues si le ha ido mal. Y eso que ya es la segunda vez. La primera fue por el rollo de la (inserte un nombre femenino). Ah, sí es cierto. No, ya las cosas no son como antes.

¿Y a usted no lo han arrestado?

Sí, hace rato. Me detuvieron ahí en la base de Luis Cabrera. Ya después me movieron a la delegación y…

El señor al lado mío pide permiso para pasar, me muevo y sigo escuchando. Pero, desde que me fui las cosas ya iban mal, ¿no? Sí, el jefe ya no quiere saber nada de los nuevos.

Es que es la nueva generación, no quiere trabajar.

No que nosotros, chíngale y chíngale. Sí, pues parece que no se va a quedar ninguno. Pues qué bueno, compadre. Millenials, pienso. Recuerdo el artículo que se publicó hace poco del señor este que no hacía más que quejarse de nosotros y creo que es muy fácil educar a una generación de la que luego todos van a quejarse; el mundo cambia y los culpables por nacer en él hace un par de décadas somos los millenials.

No, si dicen que va a ganar Morena, que el próximo año sí gana. Pues al (inserte nombre masculino) le dieron sus 600 por su IFE. Ajá, para que no noh den fihol con gorgoho. Pero ya sabes, la gente dice que sí vota por ellos y a la mera hora se arrepiente. Ni modo, compadre, así es la cosa. Ya me bajo, que esté bien. Igualmente, cuídese compadre. El señor de pie se va a la puerta. El autobús para, baja el señor seguido de una larga fila de gente. Cuando ya iba a avanzar el camión, se levanta el otro señor, el que iba sentado, corre a la puerta y baja. Cosa rara, pienso. Lo veo desde la ventana y lo primero que atrapa mi vista es el corte de cabello: rapado de los lados, sólo con cabello en la parte superior de la cabeza, muy corto, casquete muy corto. Imposible no relacionarlo con cierta profesión que suele llevarlo. Me bajo a la siguiente parada y pienso que las cosas no son muy diferentes de como ‘antes’.